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Ana Begoña Garrido regresa a los entrenamientos en su carrera hacia Tokyo, después de ejercitarse durante el confinamiento con un muñeco atado a un sofá
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La esgrimista vallisoletana asegura que el encierro le ha servido para “mejorar el físico y la técnica”, gracias al contacto con su técnico y seleccionador
A Ana Begoña Garrido (Valladolid, 1961), la esgrima le ha cambiado la vida. Incluida dentro de las 18 esgrimistas que estarán en Tokyo en la clasificación conjunta obligatoria para acceder a los Juegos Paralímpicos, la tiradora vallisoletana fue la primera deportista en regresar a los entrenamientos tras el confinamiento.
“Yo lo he superado gracias al deporte y a la compañía de mi perrita”, confiesa Begoña, quien también admite que el contacto con su técnico y seleccionador ha sido “clave” para superar una fase que inició de forma difícil, “con muchos dolores” al no poder moverse en un piso de apenas 40 metros cuadrados que lastró su forma de vida, como el de muchos españoles.
Sin embargo, el ingenio de la esgrimista sirvió para sacar lo mejor de la deportista. Con un habitáculo tan limitado en cuanto espacio, a su perrita Lastana se le sumó un inesperado visitante, un muñeco elaborado con la saca de esgrima. “Le coloque mi chaqueta de esgrima, la careta y la espada. Le amarr´r al sofá y estuvo conviviendo conmigo hasta que entre en el CEAR. También coloqué unas pelotitas colgadas del techo y un sable sujeto con unos trofeos”, describe Begoña, quien sumó así a un nuevo inquilino para su hogar y para sus entrenamientos.
“Dividí el día en horas: casa, ejercicio físico, trabajo, paseo a Lastana, comida, siesta, ejercicios técnicos grabándome diariamente y mandándolo a mi seleccionador y maestro nada mas terminar, y recibiendo por parte de ellos el ‘feedback’, paseo a Lastana, estudiar porque estaba en exámenes de mi carrera de Psicología, cena y a dormir”, describe.
“Así todos los días: dos horas de físico por la mañana; paseo de una hora con Lastana, tres horas de ejercicios técnicos por las tardes y 30 minutos de paseo con Lastana, diariamente”, subraya la vallisoletana, quien entiende que el horario ha sido clave para salir “bien del confinamiento”, aunque con las renuncias que todos los deportistas han realizado.
“En mi caso, me he perdido la Copa del Mundo de Tailandia, Rio de Janeiro y el Campeonato de Europa de Londres“, agrega con cierto pesar. “Lo malo también ha estado en que tenía todo pagado… Un desastre”, indica para añadir a continuación, pero “sí hay objetivos este año aún”.
“Espero y deseo que dentro de poco, por lo menos, los Campeonatos de España se celebren ,y luego, alguna prueba de la Copa del Mundo también”. Será una buena forma de que la tiradora de la Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León pueda demostrar cómo ha mejorado su técnica y físico, gracias al “trabajo duro durante el confinamiento”.
La felicidad de la esgrima
Ana Begoña comenzó a practicar esgrima hace cinco años, y ahora es un referente dentro de la modalidad adaptada a nivel nacional, tanto en espada, florete como sable. “La esgrima adaptada es un deporte que quien la prueba no la deja, y a nivel mundial es un referente en los colegios y centros de salud”, afirma. “En España todavía cuesta que nos vean como deportistas, pero lo cierto es que te aporta destrezas, agilidades mentales, psicomotricidad fina y grupal, mejor desarrollo cognitivo, empatía hacia los demás y sobre todo ser feliz”, subraya.
La vallisoletana, que entrena ya de manera normalizada tras la etapa de cuarentena, termina con un alegato. “A mí me dicen: ¿pero tu eres deportista adaptada? Si puedes andar… Nos tenemos que quitar esos tabúes de si andas no eres deportista adaptado y, por eso, somos tan pocos”, indica.
“Nadie tiene porque estar demostrando lo que es si no eres un amputado, ciego o tienes una discapacidad intelectual que se vea, se que estas palabras son duras de entender, pero cuando el grueso de la población tiene mas discapacidad que nosotros y no lo saben, muchas personas con discapacidad prefieren no hacer nada que tener que enfrentarse con el muro de la dura realidad del día a día, hay que cambiar y ser visibles y demostrar que si quieres puedes. Yo no estoy todavía en silla de ruedas por mi cabezonería de no rendirme”, concluye la vallisoletana.