La brazada más esperada

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  • Los nadadores de alto rendimiento y alto nivel de Castilla y León regresan a la piscina, con entrenamientos en el agua tras el periodo de inactividad

  • Luis Huerta y Marta Fernández optaban a estar en el equipo paralímpico español que pudiese estar en los Juegos de Tokyo, y que se decidiría durante estas semanas


El atleta internacional sordo, Javier Soto. FEDEACYL
Regreso a los entrenamientos en la piscina del barrio de Pajarillos en Valladolid. FEDEACYL

Después de tres meses, muchos de los mejores nadadores de la Federación de Deporte Adaptado de Castilla y León (Fedeacyl) han regresado a su “amada” piscina.

Doce deportistas, entre los que se encuentran los nadadores con el estatus de alto nivel y alto rendimiento, se han reincorporado a los entrenamientos en un mes que, en circunstancias normales, hubiese sido de nervios y competiciones, ante el calendario nacional, internacional y la convocatoria para los Juegos Paralímpicos de Tokyo.

No es así, pero el simple hecho de volver a zambullirse en la piscina es más que una recompensa para unos nadadores que han contado con preparación específica para realizar durante el confinamiento, pero que han estado alejados de su medio natural: el agua.

Ejercicios de fuerza, de tonificación, pero nada que ver con las series en la piscina, ni las especialidades, ni siquiera pensar en mirar de reojo al nadador -o nadadora- de la calle de al lado, con la que logar el ‘pique’ sano con el objetivo de mejorar.

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Las primeras semanas, los turnos de los deportistas se dividen en dos. Por un lado, los vallisoletanos Luis Huerta, Geles Lebrato y Julia Campo, y la burgalesa Marta Fernández entrenan ya seis días a la semana en la piscina del Centro de Tecnificación Deportiva Río Esgueva.

De lunes a sábado, con el objetivo de recuperar el tiempo perdido, en un momento donde, en el caso de Luis y de Marta, estarían a punto de conocer si estarían o no convocados para estar en el equipo paralímpico que representase a España en Japón a finales de verano. El sueño tendrá al menos que esperar un año, un tiempo para “seguir trabajando”, como admitió el propio Huerta en una entrevista reciente.

A los cuatro nadadores se suman otros ocho que entrenan ya tres días a la semana en la piscina del barrio de Pajarillos, perteneciente a la Fundación Municipal de Deportes del Ayuntamiento de Valladolid. Son los jóvenes Héctor Pérez, Unai Hontiyuelo, Cristian Pahíno,  Jesús Catalina, Andrea Salamanca, Celia López, Darío Linares y Yasser Del Bosque.

“Han llegado un poquito rígidos y algunos con algo más de peso, que es normal, pero lo más importante es las ganas y la ilusión con las que han vuelto. Eso es lo más positivo”, destaca Javier Alonso, técnico de Fedeacyl.

Un ilusión que no la ha lastrado el coronavirus, ni el confinamiento, pese a que además de llevarse por delante el año paralímpico, también ha evitado que nadadores como la propia Marta Fernández o la salmantina Carla Santos pudiesen haber debutado en el Europeo de Natación Paralímpica. Nada que no ayude a sobrellevar un buen regreso.

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